Por Alejandra Rodríguez (*)

Llevo 36 años dando vueltas en este mundo, entonces, con propiedad les puedo dar algunos consejos para que sepan identificar a un “weon de mierda”.

Lo primero que se me viene a la mente es el típico gallo que te dice estar soltero cuando aun está en alguna relación. Ejemplo:

TU: ¿Y te decides a salir conmigo o no?

ÉL: No sé

TU: Dime ¿estás pololeando?

ÉL: Mmmm….

TU: ¡Ah!, ese “mmmm” me dice que si

ÉL: Bueno si, pero nada serio.

¡¡¡ALERTA!!! ¡Weón de mierda!

Claro, porque al decirte que está soltero, o que la relación que tiene es sin importancia, te aseguro que en un par de meses lo hará contigo. Aléjate rápidamente de ese tipo de weón de mierda.

Otro caso es aquel tipo al que no le gustan tus amigos. Ese de seguro que es manipulador. ¡Lejos de gallos así!, Más adelante no querrá ni a tus primos cerca, ¡¡NEEEXT!!  ¿Cómo reconocerlo? Cuando te diga, por ejemplo:

ÉL: No me gusta nada ese amigo

TU: ¿por qué? si es mi amiguis hace años, lo adoro.

ÉL: Pues a mí me da toda la impresión de que está enamorado de ti.

TU: ¡Te pasaste, ná que ver!

ÉL: Dirás lo que quieras, pero cuando estés conmigo no lo quiero ver.

O sea ¿necesitas explicación? ¡¡Otro weón de mierda!!

También están aquellos que hacen lo que quieren. O sea, está bien darle su espacio, pero no tenemos porque siempre ser la que cede ante alguna decisión. Ejemplo al toque:

ÉL: Gorda, voy a salir con mis amigos hoy a la noche

TU: Pero si quedamos en que saldríamos al cine…

ÉL: ¡Ah, lo siento!, para otra vez será.

Totalmente autoritario, y prepárate que será así por siempre este weón de mierda.

Y ni decir de esos que nos bajan constantemente la autoestima. Sí, a veces ni cuenta nos damos como lo hacen con comentarios sutiles, como que estamos “gorditas”, o que “esa blusa no te queda bien”. O nos hacen ver tontas con sonrisas cómplices con sus amigos enfrente de nosotros, o se muestran asombrados si opinamos con inteligencia o porque no pensamos lo mismo que ellos. Ese tipo de weón de mierda es muy sutil.

Claro que el peor de todos es el que se manda “embarradas” (por no decir que nos c….) y siempre termina pidiendo perdón, para a las dos semanas volverlo a hacer. Por favor, ese “weón de mierda” bien lejos.

Con estos pequeños consejos, solo me queda confiar en que pondrán ojo al toparse con algún espécimen de los aquí descritos. Y de seguro los encontrarán a cada paso, porque los que están solos generalmente son del tipo “weón de mierda”.

Y que les quede bien claro en la cabeza, que esa manía que tenemos las mujeres, de querer cambiar a los hombres,  jamás da resultado. Los “weones de mierda” no cambian ni con un exorcismo. Si no me creen, pregúntenle a Hillary…

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(*) Alejandra Rodríguez es una mujer joven, putaendina, madre de tres hijos hermosos, por ahora peluquera de niños, y va desenfadada y feliz por la vida. En suma, madre, hija, esposa, apoderada, trabajadora, amiga y a veces bruja. Ella es…una mujer como tú.