Felipe Cuevas está inscrito para votar en comuna de Ñuñoa, Santiago y no en el distrito que pretende representar en el parlamento.-

Por lo menos curiosa será la foto del joven candidato de la UDI emitiendo su sufragio en la Mesa 68 del Liceo Lenka Franulic, en la comuna de Ñuñoa, Santiago, siendo que él está compitiendo por un cupo parlamentario para representar al distrito 11, es decir, las dos provincias de Aconcagua.

Por cierto, la actual legislación electoral permite que esto suceda, puesto que el Artículo 44 de la Ley Electoral sólo exige residencia. Dicho texto señala “Para ser elegido diputado se requiere ser ciudadano con derecho a sufragio, tener cumplidos veintiún años de edad, haber cursado la Enseñanza Media o equivalente y tener residencia en la región a que pertenezca el distrito electoral correspondiente durante un plazo no inferior a dos años, contando hacia atrás desde el día de la elección”.

Bien sabido es que hay candidatos que fijan cualquier residencia, de un familiar, de una oficina, o sencillamente tienen una parcelita a la que llegan una vez al año o no van, no expresando o realizando actos o hechos que supongan un trabajo por la comunidad o que surja una identidad o vínculo objetivo con la zona.

Así las cosas, es relativamente fácil para cualquier candidato cumplir con los requisitos legales e inscribirse. Pero otra cosa es cumplir con sentido común, un mínimo de ética social y un bagaje de representatividad que lo legitime como líder de parte de la comunidad. Otra cosa sería faltarle el respeto a los propios electores que se pretende representar en el parlamento.

Este caso se repite a través de todo el país, y en todos los sectores políticos, aunque parece que Aconcagua fuese zona predilecta (recuérdese anterior postulación de Vasco Moulián).

¿Será cierto que “Con Cuevas ganamos todos”? ¿Que pasaría si le hacemos la “prueba de la blancura” a los demás candidatos a diputado y CORE?

Aquí está la copia de los antecedentes que emite el Servel para este candidato: