Por Alejandra Rodríguez (*)
Los celos son una respuesta emocional compleja y perturbadora, que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio
Eso dice el diccionario, yo creo que existen distintas formas de celar. O sea no solo el de pareja, por ejemplo desde que somos niños empezamos con este sentimiento, cuando nos llega un hermano y dejamos de ser el regalón de la casa, o cuando estamos en el colegio sentimos como se nos quema el alma cuando tu compañera de al lado se saca puras buenas notas y tu apenas con el cinco, o por no ser la mas popular, etc.
Ya cuando estamos en la adolescencia, estos nos hacen sufrir al ver que tu amiga siempre se agarra los mejores minos, o está más flaca, o recibe mejores regalos.
Padecer de celos es algo terrible, hoy en dia con las redes sociales, me he percatado que es peor, estamos (hombres y mujeres), al pendiente de quien postea en los muros de nuestras parejas o a qué hora fue su último vistazo en Whatsap y peor es cuando coincide con el de una fulana(o) tal.
Entonces ¿qué hacer?
Pues no lo sé, pero les diré como a mí me cambió la vida el no sentir esos celos enfermizos.
Me imagino que la edad me ayudo bastante, pues desde adolecente fui un tanto gordita, y no muy agraciada pero siempre andaba de buen humor y hacia reír a todos con mis conversaciones también bien dotada en la parte delantera así que los muchachos no me faltaban, y yo media exigente me fijaba siempre en los más guapos, y eso por dentro me mataba, pues en el fondo yo me preguntaba si ese chico tan guapo no me engañaría a la primera con una muchacha más guapa que yo, menos mal que jamás lo supe.
En fin vivía en eso, y a todas mis parejas las cele como enferma, no dormía bien, lo pasaba mal y ellos también.
Un buen día empecé a pololear con un hombre mayor que yo, y él me quería demasiado que hizo que yo pensará que era la más mina de todas, me termino convenciendo de que yo le hacia un favor al estar con él, y eso me agradaba, ahora me tocaba a mi ser la importante de la relación, como me sentía tan segura, me empecé a arreglar mas, a comprarme ropa linda, a pintarme mejor, etc. La cosa es que esta vez fue Él, el que se empezó a poner celoso, al principio me daba risa, hasta me gustaba, pero luego de un tiempo eso agarro otro color cuando lo veía llorando por pensar que yo lo engañaba, era tanto lo que sufría el pobre que muchas veces termine con él para que no siguiera sufriendo y yo desligarme. Termine varias veces, pero volvía por pena, y así paso un año entero, hasta que los celos se me hicieron incontenibles, ya no podía salir, estaba nerviosa de con quien hablar, que decir, en fin me asfixiaba, decidí terminar. EL al principio me lloraba, me llamaba cada 5 minutos, me buscaba, etc.
Así paso mucho tiempo, hasta que ya no fue más, por fin la pesadilla termino, y en todo ese tiempo me di cuenta que yo hacía lo mismo con mis otras parejas, me humillaba a tal punto de conseguir un poco de cariño y me dije, NO, yo no merezco eso, soy joven, simpática e inteligente, así que no, yo merezco cosas mejores y si finalmente el tipo que me quiere, es por algo, o sea me escogió de entre muchas, ¿y por qué me escogió? Será por algo pues, ese algo que otra no tiene, y si me engañan pues se terminará no más, total hay muchos peces en el mar.
No hay receta exacta para los celos, pero podría decir que hay que quererse mucho, idolatrarse, creerse el cuento de que somos mejor que cualquiera y así no tendremos temor de que venga otra y nos quite lo que es nuestro y si llega a ser así, me refiero a que si llega otra a intrusear tu vida en pareja, pues defiéndala con uñas y dientes pero de manera inteligente, humillando intelectualmente, poniéndonos más guapas que nunca, que cuando salgas con tu pareja los otros hombres te miren y él se sienta orgulloso de la tremenda mujer que tiene a su lado, porque si estas pasada de peso o el pelo lleno de canas, o simplemente te descuidaste físicamente, te aviso al tiro que la competencia afuera está muy brava, lo debes tener siempre enamorado y admirado, pues si bien eres única, debes demostrarlo.
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(*) Alejandra Rodríguez es una mujer joven, putaendina, madre de tres hijos hermosos, por ahora peluquera de niños, y va desenfadada y feliz por la vida. En suma, madre, hija, esposa, apoderada, trabajadora, amiga y a veces bruja. Ella es…una mujer como tú.