“Club de Amigos de los Autos Antiguos” y empresario de Tur Bus trajeron la excelente muestra.-
Fue como presenciar una escena de “El Auto Increible”, o “James Bond”, o los “Dukes de Hazzard”. Porque no todos los días se tiene oportunidad de ver un Ferrari Testarossa rojo, un Jaguar, o un Camaro.
Y es que el Club de Amigos de los Autos Antiguos y el empresario Jesús Diez, de Buses Jedimar y Tur Bus, trajeron hasta Putaendo el “Rally Jedimar 2013”, con una muestra de casi 20 automóviles clásicos y antiguos, incluyendo tres “burritas” antiguas, entre las cuales figuró el Ford ’26 del empresario andino (Buses Ahumada), Eduardo Quiroz, que mantiene piezas originales en su motor.
Putaendo Uno conversó con Jesús Diez (Izq.), quien manifestó que “esto se hace sólo con el afán de difundir el cuidado por los autos antiguos. A todos nos encanta este hobby y lo abrimos hacia la gente para que también disfruten con la belleza de estos automóviles clásicos. Vinimos hasta acá invitados por Juan Borguero, uno de nuestros socios, iremos hasta Cabildo y después disfrutaremos de la hospitalidad de Juan, en Rinconada”. Emocionado, agregó “esto es una linda tradición que mantenía mi padre y que yo he continuado, porque me parece que esto no se puede perder”.
Juan Borguero (der) también expresó a Putaendo Uno que “estamos muy contentos de traer esta muestra -en medio de su preocupación por el caos que estaba generando la llegada de los autos en el tránsito local-, es una actividad que nos gusta difundir y la trajimos hasta Putaendo para que la gente conozca y disfrute de estos modelos de automóvil”. Luego se relajó cuando Carabineros desvió el tráfico para dar facilidades a la muestra.
Choferes y acompañantes también vinieron vestidos para la ocasión y fueron retratados por nuestra lente, así como los vecinos putaendinos que posaron en cada uno de los modelos para hacer permanente el momento.
El canal de televisión aconcagüino VTV2 también llegó hasta Putaendo para hacer la nota y reportear la inusual y llamativa muestra.
Recién el viernes se supo de esta actividad, por lo que no se pudo difundir masivamente, pero aún así llegó mucha gente hasta la plaza putaendina, para contradecir a los críticos de siempre.