La noche de este miércoles arribó la delegación que viajó a Brasil a Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Francisco.-

Muy cansados por el extenuante viaje de regreso por tierra desde Río de Janeiro, pero con una sonrisa envolviendo el corazón, llegaron los jóvenes putaendinos que participaron en la Jornada Mundial de Jóvenes con el Papa Francisco.

Unos en colectivo, otros en la micro de recorrido, llegaron hasta la parroquia San Antonio, donde les esperaban sus padres. Abrazos, besos y mucha alegría, hicieron brotar de inmediato los ¡ceacheí! desde las gargantas ya gastadas de tanto gritar por su país y el Papa en las tierras brasileñas. Todavía quedaban fuerzas y ganas para uno más, porque a estos jóvenes aun les sobraba corazón.

Al posar para el lente de Putaendo Uno, como trofeos de guerra exhibieron la bandera chilena que les acompañó durante todo el viaje, donde se leía “Putaendo”. Desde allá se trajeron una bandera brasileña bajo el brazo. Serán los permanentes recuerdos de la hermosa experiencia vivida.

Margarita González, una de las encargadas del grupo, señaló que “la experiencia fue maravillosa, es difícil describirla con palabras, el recibimiento en Brasil fue enorme, nos hicieron sentir como en casa. Lo difícil fueron los largos viajes de ida y vuelta, cuatro días para allá y tres de regreso. Allá nos levantábamos muy temprano, para ir a cada actividad. Con respecto a la alimentación -expresa- comimos mucho, aunque echamos de menos las cazuelas”.

Con relación situaciones difíciles a resolver, Margarita acota que “Tal vez lo único mas complicado fue que, el día de la caminata se nos enfermó Judith (Fernández) y don ‘Feñuca’ (Fernando García) y Karen fueron con ella a la posta, y nosotros fuimos a la playa porque ya no pudimos ir a la vigilia. Nuestro alojamiento estaba en Manudeira, un barrio a pasos de una ‘favela’, donde a los chicos les impactó ver gente extremadamente pobre, que buscaba comida en los basureros. Eso llevó a los chicos a regalar toda su comida, la mercadería que llevábamos”, narró.

Miguel (Estay) coincide en que lo más triste fue no ir a la vigilia, “pero todo cambió cuando entregamos nuestra mercadería a la gente pobre que vivía bajo un puente, fue una experiencia muy fuerte, que por lo menos a mí me marcó bastante. Pero ver al Papa fue lo mas increíble, hasta me subí a un andamio como d cinco metros para ver mejor y logré ver muy de cerca al Santo Padre”.

Vihanca (Berríos), cuenta muyagitada, contenta, emocionada, que “fue todo super lindo, vivimos cosas hermosas, inolvidables, me gustó mucho que regalásemos nuestra mercadería y eso nos puso a todos muy contentos, fue mucho amor. Lo más divertido del viaje fue que la tía (Margarita) se nos perdía a cada rato, tenía malo el GPS”, ríe. Cuenta que se llevaron muy bien con el grupo de Llay Llay que viajó con ellos.

Amparo (Tobar) cambia su semblante cuando Putaendo Uno le pregunta por su experiencia, se pone seria y se emociona bastante. “Esto fue muy reconfortante para el espíritu, recibir un mensaje tan cercano del Papa fue de mucha ayuda para nosotros, los jóvenes, para poder hacer una vida en unión con Cristo. Eso me llegó muy profundo”. Luego agregó que los mas divertido fueron los viajes en el Metro, donde la gente del país “nos pedían los ¡ceacheí! y terminaba todo el tren gritando. Nos divertimos mucho, la gente fue muy acogedora con nosotros”.

Natalia (Verdejo) recalcó que “Lo más bonito fue compartir con el grupo y recibir el cariño que nos brindaron allá. Ver al Papa tan de cerca fue impresionante, al menos para mí, es algo que cuesta describir”. Sobre la convivencia al interior del grupo señala que se llevaron muy bien, no hubo discusiones ni peleas y compartieron “una experiencia increíble”.

Karen (González) relata que “fue una experiencia espiritual muy importante. La emoción de saber que el representante de los apóstoles estaba ahí, cerca de uno, me dejó un nudo en la garganta, es emocionante”. Sobre experiencias divertidas, cuenta que todos se reían mucho cuando Margarita (su madre) se desaparecía, “pero yo quedaba con el alma en hilo, eso fue angustiante, pero terminábamos riéndonos”.

Todos coincidieron en agradecer a la Parroquia y a sus padres, que les apoyaron para que este hermoso viaje resultase como resultó. También tuvieron palabras para agradecer a sus encargados, Fernando García y Margarita González, que pusieron todo de su parte para que nada les fallara en Brasil y para allanar cualquier obstáculo. La confianza de los padres y de la Parroquia estuvo en las mejores manos.