Editorial / Paso del Mandatario por la zona con “gusto a poco”…y para pocos.-
Los equipos parlamentarios haciéndose los inocentes, las autoridades sin información oficial (según ellos), invitaciones bajo cuerda. Luego se confirma, viene, pero en visita muy rápida y sin prensa ni invitados. Mismo ‘modus operandi’ utilizado en marzo de 2012 en San Antonio, cuando Piñera efectuó una visita “privada” a Lo Zárate, una pequeña localidad de la comuna de Cartagena, mientras desde La Moneda se anunciaba con bombos y platillos el inicio de una gira presidencial por zonas afectadas por el terremoto de 2010. En esa ocasión, el gobernador de San Antonio aseguró no estar enterado de la visita del Primer Mandatario, en circunstancias que el día anterior él mismo realizó la avanzada. La idea fue evitarle un bochorno a Piñera, quien debía inspeccionar unas obras en la parte alta de San Antonio, pero tras enterarse del descontento de los vecinos y de la funa que le tenían preparada, la visita fue desviada a Lo Zárate, desde donde Piñera continuó su gira “privada” en un helicóptero de la Fach hacia Santa Cruz.
Como si se hubiese utilizado un calco, 16 meses después Piñera realiza una visita relámpago para inspeccionar las obras de construcción del embalse Chacrillas, en Putaendo. La visita duró casi dos horas, había mucha gente tratando de colarse y otros que lo lograron, sobornando a alguna autoridad con un koyak, fotos por miles y también entrevistas “exclusivas” como si ellos fuesen la noticia.
Pero la tentación de cámaras y micrófonos fue más y comenzaron a llover declaraciones y agradecimientos por la visita presidencial. Pero no de parte del Presidente, quien se limitó a lisonjear a sus admiradores, sin hacer ningún anuncio ni referirse a temas candentes como el binominal, la salida del director del Servicio de Impuestos Internos Julio Pereira. Tampoco se refirió a intereses zonales, entre ellos el proyecto de expansión de Andina, la Región para el Aconcagua, o las constantes discusiones por el agua en la tercera sección del río Aconcagua.
Preguntas: 1.- ¿A qué vino el Presidente de la República?, 2.- ¿En qué se benefició el valle de Aconcagua con su presencia?; en suma, 3.- ¿Quién ganó con tan ilustre visitante?
Respuestas probables: 1) El Presidente vino a verificar el avance de las obras del embalse Chacrillas (“al ojo del amo engorda el ganado”, como dijo él mismo, denotando, más que una de sus clásicas salidas de madre, una evidente desconfianza en sus equipos técnicos y políticos), y a reunirse con la Unión Comunal de Los Andes; 2) El Presidente se enteró del avance en la construcción delembalse y del proyecto de ampliación de la sede de la Unión Comunal andina; y 3) todos los que lograron ponerse cerca del Presidente para salir en la foto con él, algunos con sonrisa de oreja a oreja, otros más serios, como para que no los tilden de oportunistas, como que estaban allí “obligados”.
A quién se pretende engañar con una visita tan sin sentido, para la mayoría, al menos. Excepto para la senadora Lily Pérez y el propio Presidente, quienes con sus escuetas declaraciones a CNN Chile, donde se alabaron mutuamente y se hicieron guiños de confianza, dejaron entrever su objetivo más tangible: “sacarle pica” al presidente de RN Carlos Larraín por su díscola aventura binominal con la Concertación. Piñera y Pérez pretendieron mostrar una alianza y lealtad incondicionales. Todo un “gesto” político, sin importar a quién se usa para ello. Mas que la visita del Presidente de la República, lo de este domingo de “toma de La Bastilla”, más bien parecía visita de suegra, en que todos corren, barren, se peinan, se emperifollan, para lo mismo de siempre: agradar a la vieja. Al cabo, ésta siempre se va pelando. Historia archi sabida. Fome. Harto fome la visita dominical.
Algunos pensaron que tendrían ocasión de plantearle sus problemas a la visita, o recibir una leve sonrisa de Su Excelencia, o que recibirían la bendición presidencial para sacar adelante un proyecto, pero lo único que consiguieron fue hacer un papelón público. No se explica de otra forma tan disímil concurrencia, al menos en Chacrillas, donde en el plano local, sólo asisten los concejales de oposición, pero no se invita a los oficialistas. Pero, ¿a quién le importa?
¿Cuántas veces un pueblo rural como Putaendo ha recibido una visita presidencial? En las puertas del Bicentenario, en estos 200 años no han sido más de seis. Y cuando toca es “rapidita” y sin contenido. Cero beneficio para la comuna, lo mismo para Los Andes, excepto para el dueño del restorán de las Termas del Corazón, donde la comitiva tuvo su almuerzo “en privado”, pagando con la chequera del Fisco.
En resumen, una visita presidencial con gusto a nada, vestida de gran “gesto” para un sector político. Para la galería, sólo un gesto similar al realizado por un delantero chileno oriundo de Quilpué, en el Maracaná, un mundialista de apellido Yáñez.
¡Vuelva cuando quiera, Presidente!… en Aconcagua estamos acostumbrados a que nos dejen con el cariño botado.
(Foto: GPSF)