La frase resume el espíritu que se vivió en la celebración de Pentecostés en Colegio Marie Poussepin.-

A pesar del frío y la incipiente lluvia, los padres y apoderados comenzaron a arribar en gran número hasta el salón Mére Saint Pierre del establecimiento. Algo mágico en el ambiente, todos se saludaban con bastante afecto. Y es que, como colegio católico de Putaendo, su comunidad recordaba la visita del Espíritu Santo a los discípulos de Jesús, varios días después de su crucifixión, como “lenguas de fuego” que se vieron sobre sus cabezas.

Oración, reflexión, conocimiento compartido, estudio bíblico, discusión, se sucedían durante la jornada, con la participación de todas las hermanas religiosas, los profesores, alumnos y padres y apoderados. Se trabajó en grupos temáticos. Y llegaron algunas dinámicas grupales que hicieron saltar los ánimos hasta a los mas perezosos, con el entusiasmo de los docentes jóvenes y el carisma del incansable “profe” Mario Arcos, que está en todas (y las hace todas).

Un momento muy hermoso fue la presentación del grupo de teatro que dirige la joven docente Judith Carrasco, ocasión en que los alumnos del taller representaron justamente la venida del Espíritu Santo, vestidos a la usanza de la época y con una dramatización muy bien trabajada. Emocionante y remecedor de conciencias, por decir lo menos. Los momentos de silencio, los tonos de las luces, la música, y el recuerdo de quienes no estaban y por quienes se oró, arrancaron mas de una lágrima a quienes allí compartían el momento. De verdad, como dice la canción, daban ganas de exclamar: “Hay ángeles volando en este lugar”.

Y se anunció el momento de la bajada del Espíritu Santo y los vítores y aplausos y canciones alegres se hicieron sentir. Luego, con la luz encendida en las manos de todos, se fue hasta el patio del Colegio, donde esperaba una gran fogata, alrededor de la cual se dio rienda suelta a la alegría de tener la visita divina. Realmente grato y con un fuego que a esa hora le ganó a la lluvia y al frío.

Finalmente, el broche de oro. El Colegio invitó a los presentes a compartir un rico chocolate caliente y galletas en el casino, en un singular momento de convivencia.

Un gran trabajo pastoral del Colegio, bajo la acogedora directriz de la Hermana Hilda y los profesores participantes.

Los mas contentos, los jóvenes alumnos, que vivieron una experiencia inolvidable, especialmente cuando se vieron a sí mismos gritando a todo pulmón ¡Viva el Espíritu Santo!