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EDITORIAL: “…y las esperanzas quedarán al desnudo en los meses de verano…”.-

Comenzó a regir el decreto de “Zona de Catastrofe” y con ello se esperan nuevas formas de ayuda…Pero eso no es garantía. En Petorca, con “zona de catástrofe” y todo, la cosa no ha cambiado muy favorablemente.

El Gobierno no ha sido eficiente en hacer llegar las ayudas donde se requieren y el proceso no ha sido para nada expedito, a pesar que, en comunas como Putaendo, la situación de los crianceros es crítica. Se huele la indolencia en el aire y ha sido la propia comunidad y el municipio quienes han salido al paso del desastre.

A veces pareciera que las autoridades centrales quieren cambiar por “selección natural” el quehacer productivo de la región. “La ganadería debe hacerse en el sur” dijo un alto ejecutivo. Y por ende, el que no traslade sus animales hacia el sur los está destinando a una muerte inminente. Por cierto, mover los animales al sur implica un alto costo, con lo cual la “solución” solo está al alcance de unos pocos…los más pudientes.

Hemos logrado – gracias a la intervención concreta de un par de parlamentarios -, llevar forraje a unas pocas familias de crianceros en Tabolango, y hoy, basados en un trabajo transversal, esperamos llegar a otros sectores rurales de la comuna.

Pero eso es una solución temporal, y las esperanzas quedarán al desnudo en los meses de verano, cuando la sequía arrecie y el agua y el forraje desaparezcan del horizonte cercano. Y será la familia campesina la que tendrá que volcarse a ver otras fuentes de ingreso o llanamente a buscar trabajo. Las hortalizas baratas y las frutas escasearán en los escaparates del comercio local. Todo será más complicado.

Por ello, resulta inexplicable que los grandes dueños del agua cobren el precio más alto, $25.000, por una hora de agua de pozo, a un caudal de 100 lts por segundo. Pozos que por cierto fueron instalados por el Ministerio de Obras Públicas, o sea, son del Estado. En cambio en pozos de los sectores de El Asiento y La Granja lo mismo cuesta $17 mil y hasta $12 mil ¿Por qué la diferencia? ¿Cuáles son los costos de extraer dichas aguas? ¿Por qué no hacen pública esa información? Así las cosas, solo el que tiene recursos económicos puede costear la compra de agua para regar sus cultivos de frutales u hortalizas.

De las 2.000 hectáreas de frutales existentes en Putaendo, el agua superficial, o sea, el agua de canal, solo permite regar un 20% de dicha superficie. Es decir, nuestros ríos solo riegan 400 hectáreas; las demás, o compran agua de pozo o están destinadas a la muerte. Así las cosas, la pequeña agricultura está destinada a desaparecer en el corto plazo. Nadie quiere sembrar superficies que no tienen seguridad de riego. ¿Y el embalse para que fue? Aun no sirve, no se puede ocupar con tan bajos niveles de llenado.

Entonces, hay que sentarse a conversar seriamente sobre lo que viene para Putaendo y como lo enfrentaremos, en conjunto, el sector privado, el municipio, el sector público. Las ayudas de camiones con agua y forraje, siempre serán solo parches, que calman la sed y el hambre, por cierto, pero no son la solución a largo plazo.

Tecnología, inversión social, reconversión productiva, empleo, SOLIDARIDAD, son conceptos que pueden contener una luz de esperanza.

Mario Alvarado Eva, Director Putaendo Uno

 

 

Categories: Editorial, General, Tu Comuna

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