“…Putaendo, es lindo, pero tiene un patio trasero que da miedo…”
Patrimonio, una pizca de cultura, gente amable que saluda, el cerro Orolonco nevado, el río con agua, los cultos religiosos honrando públicamente a sus sacrosantos inspiradores, el carrito de la plaza, la fuente, los cerros de Guzmanes, la gente visitando el Cristo de Rinconada, el pan amasado, las sopaipillas caseras, la libreta del almacén, las cuecas.
Cuando veo lo que sucede en la capital, pareciera ser otro país, con odiosidades, lumpen, delincuencia, una sociedad rota que no se respeta. Se descansa en que la policía arregle el problema de la delincuencia, y es la misma que enjuiciamos cuando reprimen los comportamientos anárquicos en las marchas. ¿Quién nos entiende?
La tarea para arreglar nuestro país es individual, comienza por casa, con nuestros hijos, en nuestra ciudad, con nuestro pueblo, con nuestros vecinos.
¿Cuánto sabes de la gente de Putaendo? ¿Sabes cuánta gente vive aun en extrema pobreza? ¿Cuántas familias sobreviven usando pequeños terrenos prestados para hacer agricultura de subsistencia? ¿Cuántas familias aun tienen pozo negro o “baños de cajón” porque no cuentan con alcantarillado? ¿Cuántas mujeres laboran como temporeras sin que se respeten sus derechos esenciales? ¿Cuántas salen a vender ropa y utensilios usados para comprar el pan de cada día? ¿Cuántos hijos de Putaendo están sumidos en la droga? ¿Cuántos han sucumbido a los “encantos” de la delincuencia? ¿Cómo sobreviven aquellos que no tienen un trabajo formal, con ingresos regulares mes a mes? ¿Cómo está el embarazo adolescente? ¿Cuál es la enfermedad más frecuente en nuestra gente, nuestros adultos mayores?
Las autoridades de todos los rubros e instancias sacarán sendas estadísticas para demostrar el tremendo trabajo que están haciendo. Y se agradece. Pero no tapemos el sol con un dedo. Somos una comuna de mucha pobreza, que se refleja en todos los sentidos. Falta aun muchísimo por hacer.
A muchos nos gusta y nos hace bien Putaendo, es lindo, pero tiene un patio trasero que da miedo. La pregunta que debemos hacernos es ¿Qué estoy haciendo yo por colaborar con el desarrollo de mi pueblo, mi comuna, mi gente? ¿Qué puedo hacer yo para ayudar? Hacerse esas preguntas antes que dedicarse al pelambre y la crítica sin sentido es parte de nuestro despertar como sociedad putaendina.
¡Que bien me hace Putaendo! Mejoremos lo mejorable…