Hasta Google rinde homenaje a Gabriela Mistral en su natalicio, Día de la Educación Rural.-
Hoy se cumplen 126 años desde que naciera en la coquimbana ciudad de Vicuña, doña Lucila Godoy Alcayaga (7 de abril de 1889 – 10 de enero de 1957), nombre verdadero de la insigne poetisa Gabriela Mistral, Premio Nóbel de Literatura en 1945. Pasó su infancia en Montegrande, desde los tres a los nueve años y a los niños de la escuela del lugar dejó su legado monetario, el que hasta hoy reciben.
Sólo en 1951 Chile la reconoció con el Premio Nacional de Literatura, seis años después del Nóbel. En 1998 se decreta el día de su natalicio como el Día de la Educación Rural en Chile, reconociendo su intensa lucha social en pos de los niños más vulnerables de su querido valle del Elqui, donde fue maestra rural.
Con ese marco entonces, vaya para los profesores de Putaendo, para todos, un gran reconocimiento en este día. Once escuelas municipalizadas, más dos colegios subvencionados reciben a los niños y jóvenes putaendinos, de los cuales casi un 70% presenta condiciones de vulnerabilidad. Por mucho que un establecimiento esté en medio de la Plaza de Armas, siempre habrá un niño que viene desde el más lejano lugar de la comuna para asistir a clases, tomar desayuno y almuerzo en el colegio y volver contento a casa. Putaendo es una ciudad rural.
Lo mismo la mayoría de los profesores, oriundos de esta zona y que también viajan, desde Guzmanes, Tabolango, Quebrada de Herrera, El Tártaro, para hacer clases a los niños de Putaendo, y a veces, al igual que ellos, llegan ateridos de frío a tomarse “un tecito” que no alcanzaron a tomar en casa pues debían salir a las seis de la madrugada para estar a tiempo.
Los niños de Putaendo, los profesores, los asistentes de la educación, también saben de pobreza y vulnerabilidad. Por eso se les ve año tras año luchar por sus derechos y beneficios pisoteados. Todos son profesores rurales, si no por ubicación, lo son por condición.
No es menor que uno de sus representantes, Don Noel, haya elegido esta víspera para marcharse. Su partida era un último homenaje a sus compañeros rurales.
¡Vivan los profesores de Putaendo! ¡Vivan nuestros maestros rurales!
