Por Alejandra Rodríguez (*)
Esto de la tecnología tiene a medio mundo -dentro de lo que me incluyo- desconectados de la vida real. Ya hasta ni caminamos normal, pues vamos cabeza abajo mirando o escribiendo en el celular. Tomamos fotos para subir inmediatamente a Instagram. Ya ni los actos de los niños en el colegio son los mismos, pues debemos actualizar el estado mientras hablan los profesores. ¿Qué hacer?, pues ya nada, llegara un minuto en que esto nos supere. Pero hoy quiero abordar un solo ámbito de este mundo virtual.
Hay muchas páginas para recrearse en este mundo virtual. En el mismo Facebook hay grupos de encuentro de personas con intereses en común, donde la gente postea sus fotos y estados como gritando desesperadamente préstenme atención. Y curiosamente son tomados en cuenta por sus propios pares, esos que están ahí para recibir atención también, y se retroalimentan con saludos cariñosos y elogiando cuanto puedan en la otra persona que tienen tras la pantalla.
En fin, en este pasar por un grupo, te puedes encontrar con todo tipo de personas: hombres que te dedican poemas, que no es más que copiar y pegar un poema de Neruda u otro más rebuscado; y también están aquellos diligentes que si comentas que tienes frío te postean inmediatamente la fotografía de un café, como pensando que si lo ves el frío se espanta, yo postearía la foto del fuego quizás por ahí sale mejor. Pero, increíblemente, las personas que reciben esta fotografía en vez de encontrarlo imbécil, lo agradecen y como que desean que les posteen la foto de un sandwich.
Así son los amigos virtuales. Algunos podrán decir ¿Y por qué no lo hacen con sus amigos reales? Entonces pregunto ¿Acaso un amigo no es quien te da ánimo?, ¿Acaso los amigos no son para apoyarse?, ¿O para escuchar los problemas?
¿Y qué es lo que hace un amigo virtual?, pues yo creo que lo mismo y si no lo es, es muy parecido. A una le pueden levantar el ánimo hasta con un chiste o un “buenos días”. Y entre toda la multitud de un grupo virtual, capaz que te llame la atención ese personaje que le pone “like” a tus publicaciones o comenta tus estados, diariamente te deja su mensaje de buenos días o buenas noches; ese que hace que mires el celular a cada rato con dolor de panza pensando en la respuesta que te envió, que te pone triste cuando no le ves conectado, que lo extrañas si desaparece de tus contactos…¿Será amor, ilusión, qué? Pero te tiene con insomnio y pensando por horas en lo que te escribió.
¿Podremos enamorarnos on line? ¿Cómo sería esto posible si se supone que, por estudios, el amor nace en los primeras semanas de conocerse e influye hasta el olor químicamente para la unión de una pareja.
Entonces ¿Qué pensar? ¡Pues yo creo! y de hecho se han visto casos en que es tan grande la conversación que uno tiene con el otro, que se terminan por conocer plenamente por dentro. Me refiero a su manera de pensar y personalidad, y existe tal conexión que se termina por encantar y luego cuando existe el encuentro se enamoran y pueden durar años…o hasta el desencanto.
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(*) Alejandra Rodríguez es una mujer joven, putaendina, madre de tres hijos hermosos, por ahora peluquera de niños, y va desenfadada y feliz por la vida. En suma, madre, hija, exesposa, apoderada, trabajadora, amiga y a veces bruja. Ella es…una mujer como tú.