…los mismos que no legalizan el consumo terapéutico de la marihuana, son los que llegan a sus casas con las narices empolvadas y el marrueco abierto….-
Por Claudia Alvarado, Periodista (*)
La marihuana es la principal droga consumida a nivel mundial. La lucha frontal contra las drogas ha fracasado, el consumo de marihuana se ha masificado en nuestro país, repitiendo lo que pasa en todo el mundo.
Ahora comienza la verdadera lucha de quienes son consumidores por legalizarla en nuestro país.
Es el caso de senadores y diputados dispuestos a poner la cara frente a esta iniciativa y se van proclamando en distintos programas de televisión como niños símbolo de la tan anhelada yerba.
La verdad es que legalizar el autocultivo de Cannabis, va a permitir sin lugar a dudas que los consumidores dejen de recurrir al narcotráfico y su violento poder económico subyacente en el país.
La política de drogas en Chile está mal enfocada, puesto que para combatir el narcotráfico, se debe tomar en cuenta el autocultivo.
Este no es un tema personal de los señores senadores que admiten su consumo, va mucho más allá de lo netamente dispuesto a nivel público. Estamos hablando de la desinformación respecto a este tema y a muchos otros relacionados con el consumo de drogas en nuestra comunidad.
Lo primero que hay que señalar, es que no sólo se derrocaría en gran manera el influyente poder del narcotráfico en Chile, sino que, además, se guardaría en parte la salud de los consumidores, puesto que la calidad de la Cannabis se ve muy manipulada por estos inescrupulosos vendedores del mercado negro, y está muy lejos de lo que naturalmente debería ser.
Es así como por excelencia encontramos en las esquinas la llamada “paraguaya o prensada” que se caracteriza por su volumen y la gran cantidad de elementos sumados a la discutida yerba.
La marihuana en conclusión, es peor prohibida. Siempre se consumirá, así como el alcohol o el tabaco.
Es el Estado el encargado de velar por la seguridad de las personas; y en estas circunstancias, no queda otra más que aplacar en parte el narcotráfico en forma paralela.
Es un tema que pasa por las libertades civiles de nuestra gente. No sacamos nada con enfocar el tema desde una perspectiva conservadora, predominante por el Piñerismo existente e instaurado por unos pocos, y al cual debemos sumarnos todos por las llamadas “campañas del terror” impuestas en nuestra sociedad.
No es menos cierto que el abuso de todo tipo de sustancias provoca daños irreversibles en el ser humano. Por lo tanto, así como el consumo del alcohol, el tabaco o la marihuana entran en el mismo parámetro. Sin embargo, es libertad de cada individuo tomar el mejor camino posible en el tema de la salud.
Crear conciencia sobre las drogas y sobre el abuso de la marihuana podría ser la solución en parte al tema del consumo irresponsable en nuestros jóvenes. Informar, educar y dar la posibilidad a los mayores de edad a elegir que consumirá a lo largo de su vida.
La falta de información, no sólo a nivel de la comunidad en general, sino en las autoridades que se van abanderando con el tema es realmente preocupante. Debe existir una política de educación sobre este tema, donde se aborde el uso de la marihuana y sus bondades terapéuticas en algunos casos, todo probado científicamente por supuesto.
Es que en ciertas circunstancias desde el punto de vista científico, los efectos que podría tener la marihuana para neutralizar derivaciones en enfermedades terminales aún es todo un debate, lleno de desinformación ciudadana.
Hoy podemos ver cómo son puestos en el mismo saco, delincuentes voraces de la tranquilidad nacional y pacientes consumidores de nuestra comunidad, otro problema social injustamente tratado. ¿Cómo se le explicaría a los hijos de un padre consumidor por tratamiento terapéutico por cáncer, que no es un delincuente aunque se lo lleven preso?
No nos tapemos los ojos, la marihuana y el tabaco se han fumado durante cientos de años, pero recién en el siglo XX empezaron los estudios, que en el caso del tabaco demostraron su efecto fatal. Y eso en verdaderas “campañas del terror”.
Es que esta yerba fue totalmente “demonizada” a partir de la guerra de Vietnam, y fue la propia CIA quien declaró, sin ningún fundamento, que era la culpable del aumento del consumo de heroína después de Vietnam y de las innumerables muertes y depresiones sufridas por su pueblo. Sin embargo, lo que mataba a esas familias no era el consumo de marihuana, sino la misma guerra.
La tendencia universal de los estudios científicos se ha concentrado en mostrar que es mucho menos nociva que el tabaco y el alcohol y que envuelve aspectos muy recomendables para la salud. No tiene comparación con las drogas pesadas. Los estudios sobre la marihuana han resultado en general muy favorables y no hay constancia en sus efectos nocivos. Según estos estudios, la marihuana no es el portal para otras drogas, al contrario, las reemplaza sin los riesgos de las drogas duras.
La idea de que en Chile se legalice la marihuana como una opción a la medicina tradicional parece muy lejana, pero en Holanda ya es realidad. Fue aprobada la ley que faculta a los doctores para que la receten a los enfermos y obliga a las aseguradoras a pagar los costos de esta hierba, permitiendo, además, su venta en las farmacias.
El doctor Luis Orlandi, oncólogo de la Clínica Santa María, en Chile, reconoce que se han usado derivados de la marihuana en pacientes con cáncer para aminorar las náuseas, que es un efecto secundario de las drogas anticancerosas. “Pero no hay ningún principio científico que apoye su consumo para calmar los dolores que causa la enfermedad”.
Pero no sólo no tenemos principios científicos, sino que además faltan “principios” en nuestro país, por parte de las autoridades, para entender ¿Cómo en Chile se nos prohíbe fumar libremente en los únicos lugares de esparcimiento social, en vez de atacar el problema de fondo con los irrisorios impuestos que pagan las tabacaleras? Se prohíbe la publicación de propagandas de condón asociadas al sida, se prohíbe el derecho a casarse con el mismo sexo, se prohíbe carretear pasado las dos de la madrugada, etc. Tantas cosas se prohíben sin un sentido estricto y verdadero rigor con la libre elección y únicamente por el interés, en el sentido más conservador, de algunos sectores influyentes de la sociedad.
Tanta dramatización frente al consumo de la marihuana nos marea a todos, nos deja sin opciones reales ni soluciones reales. Únicamente prohibiciones que no conducen a la lógica de un resultado óptimo en materia legal.
El actual Gobierno nos conduce a estas políticas risibles y prehistóricas. Hay que adecuarse a los tiempos en que vivimos y conducir las leyes a las necesidades de la gente. No a favor de “la Cosa Nostra”, de matonaje, de los “Big Boss” en el poder, que manejan, sin lugar a dudas, con guantes de seda el narcotráfico en nuestro Chile querido, sin ser siquiera olfateados por los canes antidroga.
¡Que mentira más grande señores!, los mismos que no legalizan el consumo terapéutico de la marihuana, son los que llegan a sus casas con las narices empolvadas, el marrueco abierto y que luego van a misa con sus vidas perfectas. Son los mismos que seguramente están hoy asegurando el ingreso de grandes cantidades de droga dura a nuestro país.
Finalmente, no queda más que decirle al señor Presidente “Oma, loco” para que vea que en la primera bocanada, el stress por las futuras elecciones pasará. Luego de eso ¿Quién podrá negar que no es terapéutica?…
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(*) Claudia Alvarado es Periodista, Licenciada en Comunicación Social, UNIACC, parte del equipo de Putaendo Uno.