“Sebastián Piñera solo sale en público para hablar de violencia o a alabar uniformados”.-
Por Jorge Baradit
Piñera ofreció devolver los treinta pesos cuando la protesta ya hablaba de las AFP; ofreció una agenda social pobre cuando la gente ya estaba pidiendo nueva Constitución; cambió de gabinete cuando la calle coreaba pidiendo su cabeza. Siempre llegó tarde, mal y a medias; porque tiene la costumbre del patrón que no tiene voluntad de justicia social y suelta la migaja cuando ya se ha salido todo de madre y no queda nada más por hacer.
No le resultó traer paz con sus medidas insuficientes, entonces optó de nuevo por la guerra. Después de un mes de manifestaciones DECIDIÓ que nada satisfacería a este pueblo insaciable que pide lo imposible de puro lleno y se convirtió en George Bush 2001; leyes patriotas antitodo y subirle el volumen a la represión indiscriminada para desalojar las calles porque había un “enemigo poderoso”, del que no hemos visto detenidos, pruebas o evidencias en más de 40 días.
A toda costa desalojar las calles sin importar si el clamor del país había sido o no contestado. A desalojar las calles. Comenzaron las “encerronas” en plaza Baquedano que concluyeron con manifestantes pacíficos arrojándose al Mapocho para escapar de la violencia de los pacos. A desalojar, mierda. Cada vez que apareció en televisión fue para halagar a una institución que está internacionalmente condenada por su brutalidad, por sus abusos sexuales incluso a menores, por tortura y mutilación.
No sé si los partidarios que quedan de este gobierno sabrán que este momento pasará a la historia como el estallido social que el presidente Sebastián Piñera reprimió con un saldo de casi 30 muertos, miles de heridos y cientos de mutilados. En los libros de historia quedará como un hecho de sangre atroz.
¿Recuerdan cuando las calles estaban llenas de gente de toda edad, ancianos, familias con guaguas, personas con discapacidades, madres con sus hijos? ¿Se acuerdan cuando todo rebosaba alegría y esperanza? Todo eso había que hundirlo bajo una espesa capa de miedo.
La extrema violencia de carabineros logró su objetivo, alejar a la mayoría de los manifestantes pacíficos de las calles y dejar a los más duros, que usan la violencia, y a los delincuentes saqueadores ¿No debería haber sido al revés?
Sebastián Piñera solo sale en público para hablar de violencia o a alabar uniformados. Son sus ministros quienes hacen los acuerdos y dialogan. Él está para combatir su guerra.
Resucita el viejo dogma: “Yo o el caos”.
Se autopresenta como el héroe de la pacificación de Chile, pero en realidad es quien nos tiene sumidos en esta, su guerra personal.
Cuando tu objetivo es SOLO el orden, piensas que porque ya amedrentaste y mandaste para su casa al millón de personas pacíficas, solo te queda el problema policial y listo… zafaste.
Pero todo sigue ahí, Sebastián. TODO. La gente se va a sus casas, pero solo a seguir acumulando frustración y esperanza mientras no vea caminos para cambiar lo que produjo el estallido. Incluso, muchos de tus aliados sentirán la tentación de comenzar a echar pie atrás los acuerdos, la nueva constitución, los plebiscitos, al ver las calles más vacías. Que no se equivoquen, tu violencia sacó a la mayoría de las calles pero no solucionaste el problema, sigue ahí mientras no entregues AL MENOS una hoja de ruta para los cambios estructurales a los que te comprometiste, los
-Cómo y cuándo vas a modificar las AFP
-Cómo y cuándo vas a modificar la salud
-Cómo y cuándo vas a mejor las pensiones
-Cómo y cuando vas a mejorar el sueldo mínimo
-Cómo y cuándo vas a solucionar la deuda estudiantil
-Cómo y cuándo la comisión para investigar y castigar las violaciones a los DDHH
No te engañes. No peleamos 30 años para que los pacos y los saqueadores sean los protagonistas.
La esperanza sigue viva, magullada, golpeada y descansando de las lacrimógenas, pero viva y expectante.
Porque eso debes entender. Es muy importante que lo entiendas: No hay miedo, hay esperanza. Mucha esperanza. Y un pueblo con esperanza es la fuerza más poderosa que existe.