Por Alejandro Infante V. (*)

Hoy día tengo que pasar a un tema menos estético, pero también relacionado con las imágenes con las cuales los medios nos inundan a diario. Se trata del fútbol, más específicamente del fútbol televisado. He descubierto que si bien es cierto existen multiplicidades de diferentes tipos de jugadores, llámense sudamericanos, europeos, africanos, medio orientales, asiáticos, blancos, negros, amarillos, tostados, rojos, etc., todos comparten un común denominador.

Un impactante común denominador y que se da en un momento preciso. Y ese momento preciso es cuando la cámara de TV le enfoca la cara a un jugador determinado. No pasa ni medio segundo, a lo más dos segundos, y por causa de una nefasta e inexplicable sincronicidad con la cámara, aparece el elemento que los une a todos por igual: ¡¡¡El Pollo!!!

Este pollo, es internacional, trasciende fronteras e idiomas, es completamente “transversal”, como se dice en estos tiempos, de profundos análisis políticos sociológicos. Creo que en días de mundial merecidamente se podría llamar El Pollo FIFA. Brota como un efímero punto blanco tipo Mini Ovni, sólo de unos cuantos pixeles, pero que por un instante se roba los miles de pixeles de toda la pantalla. Tal como una supernova. Claro que en este caso, a diferencia del portentoso fenómeno celestial, todos sentimos el asquito correspondiente. Pero como el que lo proyectó gana millones por hora y podría ser nuestro héroe, el episodio pasa y nos volvemos a concentrar en el partido.

En fin …Pensándolo bien, si va a ser un Pollo FIFA, debería ser reglamentado. Si se desmarca de ciertos cánones estéticos, debiera ser castigado con una tarjeta amarilla, o amarilla pálida por lo menos. Seguro que los alemanes y los holandeses lo tiran ajustado al reglamento…

Wácala…